viernes, 2 de noviembre de 2012

KAFKA Y WILDE: Amor a primera vista


La contención desmesurada o el exceso excelso.
¿Elegir? No acontece la democracia.
Kafka soñaba con ser el elegido, amado siempre a su pesar, “ven, siéntate a mi diestra”.  Dame tu verbo. Créame. Sé que no te perderá una blusa blanca.
¿Wilde? Tonto, tonto, tonto. Mira que obnubilarte por aquel niño rubio… Era un poco efebo, cierto. Pero ¿qué sería de él sin ti? Sólo tú lo creaste, lo creíste y tanto amaste tu obra que te entregaste a ella. Fue tu perdición. Caprichoso Wilde, te dejaste cegar por los destellos de la luz sobre tu vajilla azul.

Ego te absolvo.





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