Este
zangolotino tiene un culo pantuflero y señorial, y no se lo puede quitar de
encima, muy a su pesar.
[He aquí un zangolotino robótico
y un culo virtual. Fuente: http://mividainsustancial.blogspot.com.es/2007_12_01_archive.html]
Es un
culo canoso y el retinte no lo puede evitar.
Es un
culo de molicie y la bicicleta estática no lo puede agilizar.
El
culo del niño zangolotino es la carpa de un circo en cuya pista central tiene
lugar el largo número del aburrimiento: un número, como todos, inagotable
cuando se le descuartiza: el tiempo medido en experiencias pone ante el niño
zangolotino un cero culón. Y el tiempo se acaba: y el culo que en sus mejores
días reposaba en el placer tibio de los bien planchados pantalones de pana,
desde hace un par de meses se desvive y amenaza con convertirse en un peso
pesado y muerto. Ya no será, este culo, fuente imantada, sino piedra podrida.
Por
eso ahora se da prisa. Y con las prisas olvida que su culo es abandonada nariz
de payaso, desagradable culo de babosa, ridículo cacho de carne fláccida que
ninguna calipigia querrá tocar.
¡Pobre niño zangolotino! ¡Cómo no compadecernos de su ridículo! Nos gustaría
ayudarle. Nos gustaría presentarle a una tía solterona que tenemos en el
pueblo. Pero el niño zangolotino aprieta el culo ante la callosidad de nuestra
propuesta. ¡Él tiende a la crema vivificante y elixir de la juventud! ¡Toda su
vida ha sido ejemplar y ahora quiere ser Don Zangolotino! Y no por egoísmo, no,
sino por sacrificado. Y no por perverso, no, sino por buen padre y mejor
marido. Y no por muerto de asco, no, sino por vivito y coleante culo ateo de
repente (ya se sabe que el pene es ateo de nacimiento, ¡pero qué melancolías no
esconde el claustro de un culo descreído!); sin más fe que la fe en el gusto
del culo hoy y en el estreñimiento de mañana.
¡Niño
zangolotino! ¡A tu edad! ¿Qué has hecho de tu vida, tonto de ti? ¿A dónde vas
ahora, que ya no gustas a las que te gustan?
[¿Estreñimiento? ¿Disgusto? Fuente: http://www.clubvwgolf.com/foro/showthread.php?128141-The-Collection]
¿Por
qué sales a estas horas, si no fumas y el tabaco es caro y perjudica gravemente
la calidad del semen? ¿Ya no te acuerdas de que tu esposa tiene lumbago crónico
y está indefensa en su obesidad, luego no puede vengarse? ¿Ya no te acuerdas,
¡villano!, de cómo esa santa dejaba que casi te corrieras en su cara, hace
mucho, cuando cumplías años? ¿Y así se lo pagas, lujurioso buscador de
emociones? ¿Y no te acuerdas tampoco de lo de ayer mismo, cuando te volviste
translúcido al atravesar, ¡qué pillín!, aquel rebaño de colegialas? ¡Sal en pos
de la inmortalidad! ¡Ahora eres un vampiro y necesitas sangre fresca!
Todo
te lo perdonamos, sin embargo, porque te entendemos. Entendemos que lo más
importante es vivir la vida con intensidad, ¡sí! Entendemos que habías sido
víctima de la catacúmbica tradición. ¡No! ¡Libérate al fin! ¡Aún eres joven! Tu
culo (hemos exagerado) no es tan pantuflero ni babosil. ¡No! Tú no eres un
viejo verde: lo que pasa es que el camino de la tradición te hizo agotar las
posibilidades de tu centro de trabajo, ¡y qué desvencijadas posibilidades eran,
a la par que imposibles para ti!; y pasa también que se te ha dado por leer a
Houellebecq, y entender no lo has entendido muy bien, claro, ¡pero qué
imágenes, qué de conejitas, y tu culo agazapado!
Es un
culo desesperado. ¡Libertad!
Es un
culo preesclerótico. ¡Vida!
Es un
culo amanerado, caballeresco y pelota. ¡Qué se le va a hacer!
El
culo del niño zangolotino, y esto lo salva, es de todo menos zangolotino.
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